Mentiras perdidas
Que te digan mentiroso a nivel nacional...y sigas mintiendo...
Tuve una ex hace muchos años, que era no mentirosa, sino mitómana. Ya su nivel de apego por mentir era tan grande, que resultaba incómodo, patológico. Se inventaba mundos, personas, incluso hasta creó personajes ficticios para celarme vía redes sociales, aún sigue mintiendo, es su droga, y no ha pasado por alguna rehabilitación, me apena por la pareja que hoy en día tiene, un chico bastante sumiso, gobernable.
Peter Paul ha mentido con descaro, ha mentido y, lo que es peor, en vez de una salida digna -hasta ayer a las 6pm se corría el runrun que un LearJet con matrícula panameña estaba estacionado en Las Palmas presto a que subieran sus dos invitados, con dirección desconocida, que hacía pensar dimitiría y surcaría los cielos hacia la protección del tío Sam-, pero no, Mr. K ha optado por ser testarudo -mala junta con Pantaléon del Solar y el caviarismo- e insistir en lo que ya es exageradamente claro, cutreó.
No es malo ser lobbista, de hecho es un trabajo que alguien lo tiene que hacer, Susana de la Puente gana millones de esa forma para JP Morgan, el problema está en que ser lobbista siendo parte de un gobierno, siendo ministro de economía y director de Proinversión, te convierte en juez y parte, y claro si a Toledo le cayeron sus 20 millones, él no quería pasar como un mindundi. Se entiende claramente aquella amenaza por twitter de su otrora "jefa" Eliane Karp.
Lo que ahora se verá es una junta de escuderos, kamikazes políticos que quieren defender lo indefendible, que quieren mentir para no ahondar en el ridículo que hoy ofrecen. Reuters ayer decía que Mr. K ya había perdido incluso el respaldo de sus propios ministros, hoy sólo le quedan congresistas que es probable si se adelantan las elecciones, no repetirán el plato.
Con un Martín Vizcarra exageradamente cuestionado por su trayectoría en el MTC y el bochornoso incidente de Kuntur Wasi, con Mechita Araoz y su pasado también en el MEF en el gobierno de García, darle paso a Galarreta -o algún congresista con liderazgo y consenso-, para que actúe como presidente y convoque a nuevas elecciones sería una posibilidad. El tema está en llamar sólo a elecciones presidenciales, que la mayoría de congresistas no van a querer dejar su curul con tanta facilidad como en el 2001.
Sigo diciendo que para ser congresista, la constitución debería exigir cuando menos el grado de maestro, que cualquier mequetrefe hoy es congresista, y para presidente el grado de doctor. Y por añadidura, no debería ser remunerado, que si de verdad tu afán es de servir al país, y no de servirte de él, mantente con tu peculio, sin que haya intereses en conflicto. Ya sé, es demasiado pedir.
Lanatta